¿Vale la pena hipotecar tu vida por no hacer
daño a alguien a quién hace un tiempo querías con toda tu alma, pero por la que
ahora solo sientes un gran aprecio?
Sí. Ahora mismo estoy en este momento, un
momento al cuál hace unos meses creía que no iba a llegar nunca, de hecho, ni
me planteaba, pero por unas cosas o por otras me ha tocado vivirlo en persona.
Es cierto que no me llega por que sí, llega
tras un año de experiencias muy traumáticas, las cuáles han hecho que esté
pasando una de las peores épocas de mi vida, y que ha hecho que todos mis
planes de futuro con ella se hayan desvanecido. Porque ahora, sólo pienso en
tener mi espacio, en planes que algún día había pensado para hacer juntos
hacerlos yo sólo, en quedar con amigos para tomar unas copas y disfrutar de su
compañía, porque no quiero ir a casa, porque se me hace un mundo tener que ir a
un lugar donde estoy con ella, pero en el que me siento sólo.
Y amigos, no hay nada más triste que eso,
sentirse sólo compartiendo el mismo espacio con alguien que antes lo era todo,
dormir al lado de alguien al que ahora mismo sientes como un desconocido.
Y sí, me siento culpable, culpable de no
haber podido mantener la llama en esta relación, de todo lo que nos ha pasado
de un año hacia aquí, de todos los pensamientos y sentimientos que tengo, los
cuáles hace unos meses eran por y para ella, y en los que ahora ella ni aparece.
También me siento culpable de ilusionarme con
otra persona, porque, aunque no haya pasado nada, me siento como si la hubiera
traicionado, porque ya no miro el móvil por ti, lo miro por ella, por ver su
foto de perfil, su Facebook, su estado, su todo.
Contestando a la pregunta que da título a
este blog, sé que todo el mundo dice que no, incluso yo lo pienso, pero es tan difícil
reaccionar cuando estas en esta situación, sobre todo, por ese mismo aprecio
que sientes por esa persona, por el hecho de no querer hacerle daño, o quizás, por
la inseguridad que sientes en este momento.
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